DÍAS DE SOLEDAD y no tengo foto para demostralo.

Estamos solos.
Lo sé por la cantidad de "likes" que necesitamos para demostrar lo contrario. 

El siglo pasado (el XX) hemos vivido una revolución tecnológica que claramente se ha hecho con prisa y chapuceramente. En esa carrera contrareloj hemos olvidado invertir en algo fundamental: el desarrollo del espíritu. Porque si, hoy estamos rodeados de aparatos destinados a hacernos la vida más fácil y que teóricamente nos deberían ahorrar tiempo, pero cada vez tenemos menos tiempo para todo (incluso para atender los aparatos). Y si nos sobra una pequeña porción... nunca la dedicamos a mejorar, a arreglar lo que no funciona, a ayudar... en definitiva a vivir mejor. Sólo seguimos avanzando camuflando las heridas bajo manuales de autoayuda y repitiendo obsesivamente consignas con los pronombres "mi, me y conmigo". 

Estamos solos y cada día aumenta la dolorosa demanda de aceptación, da igual de donde venga el aplauso, incluso si hay que mendigarlo, lo importante es que alguien legitime lo que piensas y como vives para no sentirte un bicho raro.
La red, que bien podría ser el escaparate del primer mundo, está llena de corazones de todos los colores y resoluciones, de frases empalagosas y de inmejorables intenciones; parece talmente un catecismo infantil ilustrado. Las redes sociales se ha convertido en un paraíso de testimoniales, mentiras y obviedades que intentan, en vano, curar las heridas de una sociedad "civilizada" donde los buenos sentimientos escasean tanto que están en peligro de extinción.
Estamos muyyy solos; el absurdo supremo lo demuestra la cantidad de selfies/hora mundiales. Miles de personas se tunean y ponen morritos en cualquier momento y lugar, porque lo que hace único ese instante es que haya un ser humano firmándolo como suyo. No creo que sea una cuestión de narcisismo, más bien me parece una consecuencia de la estupidez humana, una moda impúdica que insta a poner en competición todo lo que hacemos. Hoy la máxima es: si no hay foto... no lo viviste; debes exponer tu intimidad y someterla al juicio del mundo.
Algunos afirman que hay más muertes por selfie que por tiburón, creo que aún son pocas.

Y como cúspide de la pirámide evolutiva tenemos a los políticos, que necesitados de impactos=votos presentan cualquier evento, por insignificante que sea, con el mismo objetivo: salir en la foto a toda costa. Claro que esta vez no se llama "selfie" porque tienen a la prensa para apretar el botón de la cámara (¿selfpressi?).

> SUGERENCIA GRATIS: Estimados gobernantes (representantes míos): ¿no sois conscientes de lo antiestético y vergonzoso que resulta presentar un evento sujetando un cartelito con las dos manos??? Pero si parece que fuerais hacia la terraza a tender la ropa ¿no os véis luego en casa?.
Y es que todos los días aparece en la prensa alguna foto donde dos o tres individuos están "tendiendo un cartel", sujetándolo con orgullo, como si fueran el mismísimo autor. Intentando mantener la compostura para que no se les note en la cara que no saben una mierda sobre el tema representado.


2017 Año del redescubrimiento del caballete  
Y dedicado a ellos, para haceles un favor, hoy redescubriremos el CA-BA-LLE-TE, ese amigable mueble en desuso. El sistema es muy fácil, pegando el cartel a presentar sobre una superficie rígida y colocándolo sobre este aparato dejaréis de hacer el ridículo por 30€. Desde aquí solicito a las autoridades oportunas denominen el 2017 como "Año del Caballete".

Estamos solos.
Quizás tenemos lo que merecemos.

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