¿Diferente? Diferente es mi conducto deferente

Recuerdo aquella chica que decía: "jooo, este fin de semana quiero hacer algo diferente". 
Más tarde apareció un cliente (super-vanguardista) que me pidió un "anuncio diferente".
Incluso, creo recordar una campaña que rezaba "lo que no es diferente es indiferente"...


Siempre me ha preocupado eso de "lo diferente". 
Me provoca toda una interminable batería de preguntas complejas:
  • ¿Qué es lo diferente? ¿Para qué vale?
  • Diferente ¿comparado con qué?
  • Diferente ¿cuánto tiempo?
  • En la obsesiva búsqueda de "lo diferente", ¿sabré reconocerlo? 
  • cuando lo encuentre ¿qué hago con ello? 
  • ¿Hay que consumirlo en el momento o se puede guardar para otro rato?
Estas cuestiones, a priori facilonas, contienen incógnitas de bucle infinito que me dan mucho dolor de cabeza y vértigo existencial. Pero aún así, voy a profundizar:
(ruido de engranajes y posterior sobrecalentamiento)

Ya lo sabía yo. Tras unos... seis minutos, he llegado al resultado de siempre;  "lo diferente" es caquita. Una estupidez supina, un párvulo grito de autodeterminación que demuestra escasez de enjundia y de conocimiento. 
Vamos, que si sólo buscas "lo diferente" es que has vivido mas bien poco. Entre otras cosas, porque cuanto más camino hayas recorrido más cosas diferentes habrás encontrado y menos número de ellas te quedaran por ver. Con la experiencia obtendrás tantas cosas diferentes que empezarás a colocarlas por colores y después por familias, al encontrar entre ellas semejanzas por su aspecto, duración o estructura. Tendrás tantas cosas diferentes que no sabrás ni donde guardarlas y las dejarás amontonadas en cualquier sitio. Con la llegada del verano se secarán, perderán valor y caerán en el olvido.


1. Lo diferente te destacará.
El ser diferente emana una gran seducción. Genera autoridad y te legitima como jefe de la manada. Dentro de una sociedad llena de inseguridades es algo inevitable seguir ciegamente la luz de un "ciudadano diferente". 
¡Se te ve tan seguro!. Los fans te perseguirán con la esperanza de que se les pegue algo.
Es tan reconfortante despertarse un día siendo "diferente". Eres un rey, un semidiós. Pero, cuidado... una vez que descubras que "lo diferente" te ha facilitado ese estatus, lo complicado es hacer que dure, porque "el diferentísimo consciente" es complicado y te convierte en una caricatura.

2. Lo diferente vende.
Una de las máximas de la publicidad es que tu producto se diferencie. Esa diferencia es sutil y anecdótica, en la mayoría de los casos es simplemente estética, porque en esencia todos los productos de la misma familia son iguales. 
Poniendo como ejemplo el mundo de los limpiadores, todos cumplen a priori la misma función: limpian. Se diferencian en el formato, tamaño y color de su envase o en la densidad, color y olor del líquido, todos esos parámetros por supuesto nunca influyen en el poder de limpieza del producto, que es para lo que lo compramos. De hecho si inventaran el limpiador perfecto (que a día de hoy no conocemos) la competencia, de haberla, solo se basaría en el precio.

3. Lo diferente cambia.
Hasta hace poco, hablar utilizando muchos anglicismos era "ser diferente", aunque creo que en este preciso minuto ya no lo es. También hasta hace poco ilustraban perfectamente esta disertación dos modas: lo hipster y lo mainstream, ambas muy diferentes y parecidas. Lo de estos antagonistas es mucha risa, estudiadlos... yo creo que son un fallo en Matrix.
Uy, las modas... esos movimientos económicos periódicos que para diferenciarte te igualan a otros. Si, he dicho economicos, porque solo quieren que la maquinaria siga produciendo. Y para ello cada temporada te venden nuevas tendencias en un pack patético-estético que te mostrará como vivir y vestir con ideas versionadas o refritas de otros.



Llegará un día, que pareciendo igual que los demás, será diferente. 

Ese día, como si de una revelación se tratara, entenderás lo único diferente en esta vida eres tú. Tu tienes el poder de ver y sentir diferentes las cosas. Si quieres, puedes disfrutar todo una y mil veces como el primer día.

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