Curso de MANIPULADOR DE HUMANOS




En 2013 en nuestro país el número de usuarios de internet no superaba el 72%. De estos el 80% utiliza redes sociales, en su gran mayoría Facebook. Como bien sabemos, muchos usuarios poseen más de una cuenta, o sea que este 80 me resulta demasiado optimista.
Aún así, creamos esas cifras. Si en España somos casi 47 millones de personas, esos porcentajes se traducen en que 13 millones de españoles no usan facebook y viven sólo la vida real. Pregunto yo... ¿Es mucha gente, no? 
Lo que no tengo claro es si esta situación me genera pena o esperanza.

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OBVIEDADES INTRODUCTORIAS:
Internet tiene muchas cosas buenas, entre ellas que ha facilitado la comunicación, haciéndola mucho más cercana, y la búsqueda de información... Pero, no todo lo que aparece en internet es verdad, incluso me aventuraría afirmando de que la mitad de las publicaciones están basadas en hechos reales o son directamente mentira. Esto es palpable especialmente en las redes sociales, un universo paralelo cimentado sobre en el anonimato.


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Con la llegada de las redes sociales, nuestras vidas, que han visto expuestas y han perdido definición, al igual que valores tan importantes como la amistad que se han diluido perdiendo cualquier sentido. Los defectos del ser humano se han alimentado de la red reproduciéndose exponencialmente, como si se tratara de un cancer de alma y convirtiéndonos en zombis. 

Necesitamos a cualquier precio estar conectados para no perder posición, para demostrar nuestra valía y así ser poderosos en esa nueva ciber-sociedad. Para ello hemos cambiado nuestros principios, ahora sopesamos los beneficios de cada movimiento y de cada click, de cada amistad; variamos nuestra opinión en función del público, revisamos obsesivamente los nuevos comentarios y los "me gusta", publicamos fotos de cualquier evento al que asistamos y también de las compañías si son reconocidas... hacemos lo que sea por aumentar el número de seguidores, que es lo que define nuestra posición y por extensión nuestra existencia...

Esta situación se ha convertido en una auténtica obscenidad, lo que se suponía iba a ser una extensión de nuestra vida ha terminado sustituyéndola. Y como ya no tenemos existencia fuera de la red y por tanto no podemos restregársela a los demás, sólo queda la inventiva, mejor dicho... la mentira. Si, porque ahora engañar es necesario, es lo que único que asegurará tu supervivencia. Tienes que cumplir un "manual no escrito" de normas que exige obligatoriamente: que te tienen que gustar los gatos, el romanticismo empalagoso, el deporte, las acciones solidarias, las frases de autoayuda y las crías de cualquier especie. Por el contrario debes repudiar abiertamente cualquier manifestación de violencia, la política, los vicios, los excesos y a cualquiera que no ame y odie lo antes citado. Estas filias y fobias tienen que demostrase con vehemencia y por escrito (y con mucha precaución porque serán cotejadas y juzgadas). También son destacables prácticas como: regalar muchos "me gusta", felicitar todos los cumpleaños y en una borrachera de felicidad, desear los buenos días y noches a todo el mundo (eso si, siempre debes intentar ser el primero). Precioso ¿no?.
Toda esta intoxicación a base de engaños y doble moral hace que hoy, más que nunca, nadie conozca a nadie.


Por supuesto, como ante cualquier movimiento, el sistema crea inmediatamente maneras de aprovecharse y sacar dinerito. En las redes sociales pronto nacieron los perfiles empresariales y la necesidad de las compañías por expresarse debidamente en este nuevo medio. Y ¿quien mejor para hablar de cualquier empresa que un experto en retórica?. Ahí aparecieron los obreros especializados llamados "comiunitimanayer", que en algunos raros casos son profesionales de la comunicación y en la mayoría simplemente charlatanes encargados del maquillaje empresarial. Bajo la máxima: "si tu empresa no está en facebook, no existe", llenan los perfiles empresariales con publicaciones compartidas de índole generalista (fabricadas por y para otros) que no aportan nada específico sobre los productos ni tampoco sobre la firma representada. Simplemente lo cubren todo de una pátina políticamente correcta que no ofenda y que justifique sus sueldos.
Eso si, conocen las oscuras maneras de aumentar la propagación de sus publicaciones y por ende de conseguir muchos amigos y/o seguidores. Porque en este mundo tan moderno los números y los porcentajes lo son todo. Es obvio que hemos olvidado aquello de: "Coma mierda, un millón de moscas no pueden equivocarse".


Todo este fariseísmo y "bienquedismo" se propaga en múltiples direcciones mutando y originando ultras-abanderados a uno y otro lado; incondicionales de la vida online y de las redes sociales, y como no, también reaccionarios que defienden la vuelta al campo, a la peseta y a la electricidad a 125v. Incluso hay un movimiento de indignados que antepone la verdad a todo; a estos les da igual si eres un petardo irresponsable o incluso un delincuente, serás aplaudido mientras demuestres transparencia, integridad y verdad. Por supuesto también hay religiones y partidos políticos que han visto en las redes la manera más rápida y barata de manipular nuestras conciencias. Al final tenía razón el Gregory House cuando decía "todo el mundo miente".


Yo vivo y trabajo en el mundo real y evidentemente eso provoca su reflejo en internet. 
Sólo publico lo que realmente pienso (al margen de las modas y de si te parece o no oportuno).
Si te mola y quieres ser mi amiguete (virtual, que no real) pues ya está y si no, pues no. 
Tan fácil ¿no?.

Hala, ya me quedé a gusto.

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